Nueva normalidad. Regreso a clases desde la pandemia

Para muchas familias de chicos y chicas con síndrome de Down en el mundo, ya tuvieron regreso a clases. Sin importar si elegimos la escuela pública o privada o si quizá tomamos la opción de educar sin escuela, para nuestros hijos y para nosotras, este ciclo escolar sin duda será extraordinario.

No es consuelo; pero no somos pocos atravesando por esta crisis sin precedente. Según lo reportó –no hace muchos días- Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, “el coronavirus, ha afectado a más de 1500 millones de estudiantes en el mundo”. Entre ellos nuestros hijos e hijas con discapacidad.

El señor Guterres, también advirtió que ésta crisis mundial está exacerbando las desigualdades en la esfera de la educación. 

¿De qué desigualdades está hablando?

No a partir de la pandemia sino desde mucho antes,  las familias de personas con síndrome de Down escolarizadas, empezaron a señalar la falta de equiparamiento de oportunidades en el ámbito escolar.  

Las demandas parecían sencillas y bastante justas: educación inclusiva para las personas con síndrome de Down. Esto significa, ir a clases, al lado de chicos y chicas de su edad, recibiendo todos los apoyos y ajustes razonables necesarios de manera oportuna.

Algunas veces los apoyos en clases pueden ser tan sencillos como cortar un poquito el largo de las sillas de un salón de preescolar para que un chiquito con síndrome de Down tenga un buen ángulo de colocación de pies y le permita favorecer su postura y aprender mejor, otras medidas en cambio, reclaman contar con docentes que tengan la capacidad y deseo de hacer sistemáticamente materiales y contenidos acordes a las necesidades intelectuales y psicoemocionales de sus alumnos.

Éstos apoyos y ajustes, forman parte de los derechos los cuales nuestros hijos e hijas requieren y tienen derecho.

No se trata de querer concesiones o de gozar de privilegios, se trata de que se cumpla -y exigir se respete- el derecho humano a la educación inclusiva de nuestros hijos contemplado en el articulo 24 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas.

Los nuevos retos que aporta la pandemia al aprendizaje escolarizado para las personas con síndrome de Down son enormes.

Ponen en evidencia grandes e históricas desigualdades: la pobreza y la falta de acceso a la tecnología por ejemplo.

Evidentemente no son equiparables las oportunidades(ni antes ni durante la pandemia) de una niña o niño con síndrome de Down que vive al lado de sus padres, donde desde algún colegio comprometido se están buscando alternativas tecnológicas para que logre aprender “sin quedarse atrás” este ciclo escolar.

Versus un niño con síndrome de Down, quien vive con una mamá o papá solo y que debe salir a trabajar para ganar el sustento diario, quien además no cuenta con Internet o algún dispositivo para mantenerse en contacto efectivo con alguna maestra o maestro de su escuela.

No, no es igual. El piso de oportunidades al menos cuando hablamos sobre educación para nuestros hijos, hijas y cualquier otro chico con síndrome de Down esta disparejo.

Desafortunadamente, lo que el Sr. Guterres de ONU también anticipa es que las desigualdades van a hacer que más de 24 millones de estudiantes en el mundo -desde preescolar a universidad-, abandonen las clases a causa de esta crisis sanitaria. No es pesimismo suponer que dadas las condiciones, los primeros en “salir volando” del sistema serán los chicos y chicas con discapacidades.

Antes de la pandemia

Lo que muchos papás y mamás pedíamos, era ingreso a la escuela regular.

Exigíamos que nuestros hijos estuvieran aprendiendo a convivir y se desarrollaran al lado de sus pares. Pedíamos que después del ingreso a la escuela, nuestros hijos se convirtieran dentro de las aulas en un alumno más. Que sus capacidades e intereses fueran aprovechados para que toda la clase se construyera junta desde la diversidad.

Hoy, no pocas familias están visibilizando las problemáticas específicas de estar en casa cuidando de los niños, trabajando, haciendo malabares y priorizando el desarrollo y aprendizaje de nuestros hijos e hijas con síndrome de Down, también se han dado algunas de ellas, tiempo para llamar o escribir a los Ministerios de Educación y Secretarias de Estado responsables del Sistema Educativo, para que los programas emergentes a distancia sean también opción de aprendizaje para las personas con síndrome de Down.

Queremos que todos los chicos y chicas con síndrome de Down que están en edad escolar en cualquier país del mundo, sigan escolarizados.

Porque ese espacio les pertenece y nadie debería creer que deben ganarse o guardarse para usarse al rato (un año, por ejemplo). Un año escolar es un año de potencial aprendizaje. Debemos de aprovecharlo.

No si queremos, no si podemos… es un derecho de nuestros hijos al cual nadie deberíamos de renunciar.  

Prepara tu espacio para las clases, busca materiales, recicla lo que puedas, mantente motivada, nuestros hijos e hijas con síndrome de Down nos necesitan como nunca antes.

niño con síndrome de down tomando clases

Enseña contenido como puedas y siéntete satisfecha por ello. Cada pasito cuenta.

Apoya también para  ganar actividades de autocuidado que sin duda las necesitaran como nunca cuando volvamos a la escuela.

Que se lave las manos, que use su cubrebocas. Enséñale a no tocarse a cara y a ponerte atención.

Gánate la autoridad de tu hijo e hija, porque hoy además de ser su madre o padre.. También eres su maestra o maestro.. su ejemplo.. su monitor y apoyo.

Te abrazamos madre–maestra, papá-maestro, te abrazamos porque sabemos que lo vas a intentar y que sin importar tus circunstancias (como siempre) darás tu 100% por el bienestar de tu familia.

Desde #downsinmitos esperamos que para todos nosotros, sea un año de aprendizaje, madurez y alegría.

Y como seguro ya todas las familias sabemos, sobreviviremos y convertiremos esta experiencia de aislamiento en una hermosa oportunidad de nutrir nuestro resiliente espíritu y desde la comunidad virtual diremos a todas las familias que aunque estemos lejos físicamente, desde el síndrome de Down, ninguna familia viaja sola.

 

2 pensamientos sobre “Nueva normalidad. Regreso a clases desde la pandemia”

  1. No ha sido fácil…. el 1 a 1 es muy exigente.
    Por nuestra parte, hemos aprendido mucho!

    Sobre todo yo cómo mamá, de poner tiempos en las actividades, e ir buscando estrategias para que pueda ir logrando autonomía frente a esta nueva forma de aprender.

    Ya que la parte técnica, horarios, conexiones y eso lo maneja fantástico. Lo desafiante es lo qué hay después

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