Mi nombre es Marinel y mi esposo se llama Cristian, nuestra historia comienza un 6 de Febrero del año 2017 … cuando decidimos tener un bebé después de dos años de matrimonio.
Yo tenía 36 años de edad y mi esposo tenía solo 28, él deseaba tener un hijo y yo no tanto pero el argumento siempre fue que nunca lo habíamos intentado y no sabíamos si podíamos tener hijos, entonces decidimos intentarlo y a final de mes no llegó la menstruación y supe que estaba embarazada!
Tenía miedo porque nosotros estamos solos acá en Chile, habíamos emigrado en Abril del año 2015 desde Venezuela.
Para estar 100% segura decidí comprar un test de embarazo (Cristian estaba más ansioso que yo aun recuerdo su cara cuando el test arrojó el positivo) … me miro y lloro de la emoción.
Estábamos felices, yo comencé con mis controles y siempre salía muy bien en todo.
Al cuarto mes en una ecografía supe que sería una niña y pensé en colocarle Emma Sofía ese sería su nombre …. una tarde Cristian me pregunta ¿estás segura de colocarle ese nombre? yo le respondí que sí y él me dijo: – si la llamamos Cristina? Entonces la llamamos Cristina Sofía, y le decimos Kitty.
Al tiempo me indicaron que me realizara 2 ecografías para ver cómo venía el bebé, el ecografista me explicó que era para revisar alguna anomalía o si el bebe tenía síndrome de Down.
Fue la primera vez que escuché síndrome de Down durante mi embarazo.
Me revisó y me dijo que el bebe estaba bien y me confirmó que sería una niña.
El primero de Octubre realizamos el babyshower, ya faltaba poco para la llegada de Cristina Sofía, tenía fecha para el 20 de Octubre pero se adelantó.
El sábado 14 de Octubre comencé a sentir contracciones y sentí que ya iba a nacer Kitty.
Fuimos a la Clínica y a las 12 pm me comenzaron a preparar para la cesárea.
Yo estaba asustada pero estaba tranquila y hacia todo lo que me decían las enfermeras … minutos después nació Cristina Sofía peso 3,400 kg y midió 47 cm.
No me la entregaron al momento, pero mi esposo se fue detrás del doctor cuando la iban a examinar .
Luego llega el pediatra y me dice al oído la bebe pesó 3,400 kg, midió 47 cm y hay un 70% de probabilidades de que tenga síndrome de Down … Yo volteé a mirarlo y le dije ¿cómo?.
Esa fue la segunda vez que escuché síndrome de Down, eso quedó en mi mente , el doctor se retiró y yo miro a la matrona y le pregunté ¿Porqué el doctor dice eso? Ella me agarró la mano y me dijo tranquila, pero en mi mente yo me preguntaba ¿será que escuche mal?.
Minutos después llega mi esposo con la bebé y me dice ella es nuestra princesa mágica está sana y es lo importante y exclamó ¡Tranquila! … Yo estaba ansiosa y asustada pero tranquila solo rezaba y rezaba.
Recuerdo estar en una sala de recuperación antes de que me pasaran a la habitación y le dije a una de las enfermeras: “Mi niña puede ver si mi bebe está bien y si tiene síndrome de down” … me dijo “Voy a preguntar y le comento” … se retiró y yo seguía rezando (no paraba de rezar).
Cuando regresa y me mira y me dice “si efectivamente tiene síndrome de down la bebe , pero tranquila ellos son muy capaces y ella está sana así que no se preocupe”.
Yo la mire y le agradecí aquel gesto amable.
Era la tercera persona que me confirma el diagnóstico de mi niña.
No lloré solo esperaba poder ver a la bebita nuevamente. Luego me la llevan a la habitación y ahí la observaba y la observaba … le di mi calor y prometí cuidarla por encima de todas las cosas.
Pasaban los días y comencé a asimilar que tenía una niña con una condición llamada Síndrome de Down.
Nosotros no sabíamos nada acerca de esta condición, así que comenzamos a buscar información en internet.
Comencé a buscar fundaciones y centros para conseguir apoyo.
Estaba sola y no sabía qué hacer, investigando llegue a Edudown y llame para pedir información , ellos me citaron y luego de cuatro meses comenzó su estimulación temprana.
Allí asistíamos 2 veces por semana a sus sesiones de kinesiología hasta que cumplió un año y 2 meses, luego una amiga que tiene una niña con la misma condición de cristina me comenta acerca de un programa de atención temprana llamado PATUS (Programa de atención temprana de la Universidad San Sebastián)
Entonces decidimos escribirle a la directora, comenzamos en Agosto 2019 , allí asistimos hasta Enero 2020 y no pudimos regresar por la pandemia.
En paralelo a este programa también recibía apoyo de la Universidad Mayor , ellos tiene un programa llamado PATUM donde estudiantes en práctica de kinesiología, educación diferencial, y fonoaudiología prestan su apoyo a niños con síndrome de Down.
Ellos venían a mi casa una vez por semana, por especialidad y hacían clases con duración de una hora. ¡Con estos 2 programas Kitty comenzó a caminar!.
Luego vino lo de la pandemia y ya no pudimos continuar pero en Septiembre PATUM retomo clases online entonces pudimos trabajar 3 meses en esta modalidad.
Actualmente Cristina está sin estimulación, pero esperando que todo vuelva a la normalidad para poder retomar sus estimulaciones.
Cristina Sofía, Kitty, actualmente tiene 3 años y 4 meses está en casa con nosotros.
Su papá y yo realizamos actividades con ella, estamos trabajando sacarle el pañal , a diario tratamos de asignar una tarea para mantenerla en constante estimulación.
Afortunadamente existe internet y con eso nos apoyamos mucho.
Kitty hace algunos sonidos de animales, identifica algunos colores, pronuncia algunas palabras . Constantemente estamos estimulando su vocabulario e incentivándola. Le encanta bailar, le gustan los perritos, es muy alegre y le encanta salir a pasear.
Cada vez que leo una nueva historia, me emociona. Me hace recordar la mía!
La estimulación más grande para estos pequeños es el amor de la familia y Kity lo tiene…!